Fuego

El carbón está en ese punto en que no sabes si se va a apaga o se va prender, los comensales hablan atrás y yo pienso en la humedad de buenos aires, en Chile  no cuesta tanto, el ambiente es más seco, no quiero pecar de poco ortodoxo como para traer el secador de pelo, así que hago mi mejor esfuerzo y aviento con un trozo de cartón que me hace el aguante, todos hablan asi que veo mi copa y coloco algo de música, mientras suena `Something´ de los Beatles, me quedo pegado mirando como la fuerza danzarina del fuego va abrazando y dando vida a unos seres antes inertes, negros y oscuro como lo es el carbón apagado.
La reunión avanza y soy el hombre transparente frente al fuego, mi mente esta absorta pensando en aquella pareja que conocí años atrás. Pensé que era una pareja cualquiera pero a través del tiempo me he dado cuenta que son esas uniones tan especiales que siempre están en la boca de la vecina chismosa o de las suegras inconformistas. Arreglo el fuego, la parrilla comienza a gotear de la grasa de los asados anteriores, mi copa levemente tibia le da un mejor sabor a ese carmenére que tenía guardado. Esa pareja era como Something un tema hermoso pero no de la dupla de oro Lennon-McCartney, una especie de éxito de un siempre expatriado Harrinson, esta pareja era así, un golazo cómplice hecho entre esos dos futbolistas que aparecen cada 20 años en nuestra selección y que repetimos sus goles 20 años hasta que aparecen otros.
El carbón está rojo y el fuego le ha dado ese latido de la incandescencia, quema y los veo ahí al medio a ambos como maestros de ceremonia dándole vida a la gente a su alrededor, ambos tienen una energía vital desbordada, lejos de los hombres tristes de oficina bien vestidos, o los Yuppies latinoamericanos copia del dios dinero, ellos reparten vida, a él lo veo iluminar sus bellos ojos negros explicando la importancia de la búsqueda de la Verdad en la vida actual, lo mirábamos como Platón miraba a Sócrates, y ella detrás haciendo todo el soporte emocional que le faltan a los grandes conceptos filosóficos. Ambos en aquellas juntadas ocultas a los aparatos represores de la dictadura, eran como una sobredosis de speedball,[1] directo a las venas, una hecatombe para la vida de aquellos seres que los rodeábamos, un lugar incansable en el largo camino al Olimpo . La copa se me acaba, saco esa ceniza blanca que se posa entre las brasas y el carbón y coloco sobre una parrilla hirviendo la carne, me cruzo con algunas sonrisas de algunos invitados, ellos pueden ver que este opto por ser transparente, que el fuego y el vino me ha llevado a otro lugar y otro tiempo.
Ellos fueron un carbón que se quemó demasiado rápido, mucho viento, mucho oxigeno, mucho de todo.
Nunca he vuelto a toparme con gente como esa, tan valiente y consecuente en su forma de ser, no es fácil ser diferentes en la sociedad de la normalización, con el policía que tenemos en la cabeza.
Hace un tiempo supe que ella murió, el deámbula como un lobo solitario, contando historias en silencio para quien las quiera oir.
Esa pareja eran mis papás.
La carne está lista vuelvo a estar en el mundo, llevo la bandeja y sirvo. Sonrío y hablo de cómo me fue hoy en el laburo.


[1] Heroína con cocaína, mezcla que se llevó a la mayoría de los ídolos del rock.

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