Peda leo

Tomé la bicicleta y salí por  la ciudad, a poco pedalear sentí la falta de actividad física, el cigarrillo nunca ha sido amigo del deporte, en mi trayecto, tramo por tramo, fui rearmando nuestra historia, la facultad, el bondi, los pastos. Y aunque, son otros los colores, los números, las propagandas pegadas en la pared y la moda, mucho no a cambiado.

Me emocioné al ver tan grande aquel árbol, en donde cada tarde apoyabas tu espalda para besarte, está inmenso,  frondoso, paré y lo abracé. 
Nuestra ciudad está más poblada, en el camino fui descubriendo, poco a poco, los edificios nuevos, claro y, como siempre, me perdí; En el quiosco leí los titulares del día y pregunté cómo llegar, Uf! Hace cuanto que no lo hacía, seguí las instrucciones, allí estaba la calle, la casa y sé que pensarás que fui un cobarde, al menos eso creo, frené, hice un pequeño arreglo simulado a la rueda y me quedé enfrente, divisé una familia en su interior, de un momento a otro salió una pequeña corriendo, me transporté al día que vi a Mariano en el subte, estoy seguro que era él, tenía tus labios y frunció el ceño igual que la primera vez que me acerqué a vos, hizo una mueca extraña, como si supiera quien era yo, lo seguí por un rato, luego, lo perdí en la multitud. En la casa, tras la niña salió la madre y al dejar la puerta entreabierta, me acordé del corazón que dibujaste en la muralla, el día de nuestro aniversario, también recuerdo que ese día llegue tarde y la comida se enfrió, estabas enojada y la vela hasta la mitad, la instrucción en aquellos días era resguardar la seguridad para la misión.

Hasta aquella noche, en que llegaron ellos…

Hoy supe que estás en el agua, así que voy al río, por última vez,  a encontrarte…