Animita

De vez en vez al pasar me lo recuerdas,
de lo que no debió haber ocurrido,
tú y tus favores,
yo y mis velas cada vez más negras.

Es que tu fuerza
mantiene esta vieja muralla,
en medio de la urbe
cada vez más poblada.

Es que tienes tantas vidas,
que nadie pudo matarte.
Nadie ha venido transformar en edificio,
tu casa.

Tú detienes el tiempo,
en tu espacio,
que con tu
sacrificio compraste.

Te doy las gracias
por el favor concedido.

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