Confieso que he mentido.

 Aprendí a contarme historias

para no olvidar que caminaba por esta vida,

para encontrar una excusa de que acordarme

en momentos en que la existencia no le vale a este universo.


Entrené contándote historias camino a tomar el bus

que te alejaba de mi,

y me dejaba vagando en una ciudad mustia y sucia.


Desarrollé la capacidad innecesaria de encender la luz de tus ojos

con algún detalle sutil

con la única importancia de ver tus dientes al sonreir.


Recordaba un futuro inexistente, viajando por travesuras

que alguna vez viví

en un allá lejano de tus tibios brazos.


Moriremos despues de las utopías, el humanismo y el sentido de vivir,

moriremos en otros parajes, en otros cuerpos,

y estas palabras se harán polvo, como nuestras manos distantes.

Como un recuerdo olvidado.

Comentarios

jorG dijo…
Hola Ariel anoche leí tu blog tienes escritos épicos, tienen una mezcla de nostalgia, pérdida, el tiempo que pasa, Borges tiene algunos textos en qué trata esa temática, en fin que son los sentimientos, dónde vamos y donde quedamos. Lei el último publicado y me dió escalofríos porque me sentí identificado o me caló supongo, pero bueno esa es la idea no? Conmocionar al lector o al que Lee o ve tu obra. Existencialista .Me gustó mucho!!!
El Odioso dijo…
Gracias Jorge. Gracias por leer. Me alegra mucho.

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