El fracaso vive



Confieso que soy un fracasado
que no logré la supuesta autoexpectativa
que personas dominadas por la moral y buenas costumbres
lograron inocular en mí.

Confieso que hay mañanas que soy un desagradecido
de la cama y el mate servido
que olvido el beso de despedida.

Confieso que soy un pobre infeliz entre las redes sociales
que con malas palabras rompí relaciones
que con malas acciones rompí lo único no-mío 
que me incumbe, tu amor.

Entre tanta perdida, entre tantas millas recorridas
me distancié de personas, de hijos y de la realidad.
Me separé de lo que más amaba.

Me quedé en la playa pensando
haciendo analogías trilladas con la arena de lo pasado y pisado,
de todo lo bebido y mal apostado.

De vuelta me equivoqué de calle,
de metodología y de profesión
y del texto ahora escrito.
Erré en la limpieza de colon.

Así que pa´no morirme de pena
reinventé los centímetros de la vara
con que me mido,
le pongo colores al cristal con que miro.

Porque entre tanto errar, pérdida y fracaso,
debo confesar que comencé a  re-conocer-me
más allá de los espejos de los bares que recorro,
y del baño donde lavo mi rostro
cada mañana que tengo la suerte de estar despierto.

Comentarios

CarlosARDUZ dijo…
Al igual que mi hermano, sos un grupo selecto de tu generación, un grupo destinado a documentar algo que generaciones anteriores se animaban a registrar y las modernas no priorizan recordar
CarlosARDUZ dijo…
Corrección " generaciones que no se animaban a registrar"

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